
Estaba yo trabajando, tan fashion con mi vestido nuevo y luciendo mi flower basket (apetecía llevarlo al cuello con el fresquito que corre por aquí) y vino una chica de una oficina de Madrid.
Primero me preguntó dónde podía comprar uno como el mío, y cuando le dije que no se vendían en tiendas (por lo menos que yo sepa) y le expliqué que lo hice yo, intentó encargarme uno. Me costó convencerla de que no, que lo hacía por hobby y que son muchas horas, ya no sólo el coste de la lana, sino el tiempo que invertimos haciéndolos.
En fin, más que nada me hizo gracia la oferta, no os diré cuánto me ofreció por hacerle uno, por que no sabría decir si es mucho o poco, y la insistencia en que se lo hiciera...
Después, evidentemente, corrí al cuarto de baño a hacerme la foto de rigor para la posteridad jejeje.