07 mayo, 2010

La(s) flor(es) de mi jardín

Estas dos, casi tres, maravillas son lo último que ha nacido en mi terraza. Después de tanto frío, tanta nieve, tanto ir y venir de sol y nubes, me encuentro con estas preciosidades que desprenden un olor divino, nada que ver con las rosas artificiales que se venden en las tiendas (con todos mis respetos hacia ellas).
Cuando la nevada creímos que el rosal había muerto y estábamos a punto de darle sepultura, pero mi padre, subió a verlo y emitió su veredicto: sobreviviría. Lo limpiamos, lo podamos cuando tocó y ahora ha dado sus frutos.

1 comentario:

Almudena dijo...

Pues menos mal que no lo enterrásteis, está precioso, qué penita no poder olerlo desde aquí ;)

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