19 septiembre, 2007

La calle de las piedras vivientes

Camino de la guardería de Helena, me encuentro con estos pedruscos puestos por el ayuntamiento tiempo ha... y que tienen vida propia!, cada día que paso con el carrito están en una sitio/posición diferente, con lo cual en lugar de llevar a mi hija al cole tengo la sensación de estar preparándome para las Olimpiadas de Pekin.
Los coches pasan por mi lado rozándome y a toda pastilla, y los camiones de la obra (a la izquierda de los pedruscos) me confirman que tienen que moverlos para poder sacar los camiones de la obra (no he preguntado cómo los mueven, pero a mano, seguro que no).
Llamo al ayuntamiento y es misión imposible... así que de momento me resigno, pero la carta de queja no se la quita nadie!!!


1 comentario:

Adijirja dijo...

Anecdota: justo a la entrada de la urbanizacion donde vivo, hay una curva muy cerrada por la que todos los vecinos soliamos pasar a mas velocidad de la recomendada (todo hay que reconocerlo); pues resulta que un dia al entrar, me topo de bruces con unos "guardias muertos" (o, al menos, asi los llaman aqui, es decir esa especie de baches gordotes que instalan en el asfalto para que los coches disminuyan la velocidad), hasta ahi todo correcto, pero es que los dichosos guardias eran super altos (mas que muertos, parecian estar de costado), con lo cual, como no te pararas de lleno antes de llegar, corrias el riesgo de salir volando. Cada vez que pasaba por alli le decia a mi pareja: "un dia de estos voy a ir al ayuntamiento a poner una queja", con la consiguiente sonrisa por su parte y mirada de "noteatreveras". Fui, la puse y... para sorpresa de los que conocian mi hazaña... cambiaron los baches por otros mas pequeños.
Moraleja: con reivindicaciones convincentes se logran metas justas.
Un abrazo (o dos)

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